martes, 13 de mayo de 2014

EL LÍMITE DEL ERROR

“¿Qué ha pasado?
Que los chupetes se han convertido en cigarros, el agua en vodka, las bicicletas en coches y los besos en sexo. ¿Te acuerdas cuando volar significaba columpiarse muy rápido? ¿Cuándo “Protección” significaba utilizar casco al ir en bicicleta? ¿Cuándo lo peor que podías recibir de una persona eran piojos? ¿Cuándo sólo amábamos a nuestros padres?

Los hombros de papá eran el lugar más alto del mundo y mamá era la heroína. Tu peor enemigo era tu hermana, los problemas de velocidad eran causados por quién corría más rápido. “Guerra” era sólo un juego y la única droga que conocías era el remedio para la tos. El dolor más fuerte que podías sentir era el de tus rodillas raspadas y “Adiós” significaba sólo “Hasta mañana”.

Todo eso era lo mejor del mundo, pero claro… No pudimos esperar crecer…”



He encontrado este fragmento por Internet y creo que muchos de nosotros estamos de acuerdo en que éramos más felices de pequeños que ahora. Pero debemos crecer, es ley de vida. Y crecer se trata de madurar, de aprender de los errores; porque cometer errores no es malo. Muchas de las lecciones que aprendemos en la vida son de esa forma y yo me pregunto,


¿Dónde está el límite del error?


Cuando eras pequeño aprendías a montar en bicicleta y las primeras veces solías caerte pero jamás tirabas la toalla, lo intentabas una y otra vez hasta que esas heridas de nuestra rodilla tenían costra y desaparecían. Las piernas amoratadas eran nuestra identidad, nuestros logros… Pero todo ha cambiado, ahora vemos peligro en todas partes y principalmente en el corazón. Lo cubrimos con muros, vallas de espinas, lagos con cocodrilos, y aun así permitimos que nos hieran de mil formas sin valorar lo que realmente merecemos.

El “lo siento… no volverá a ocurrir” se ha convertido en el comodín perfecto y las segundas oportunidades han pasado a ser INFINITAS. No valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero… ¿Por qué? ¿Por qué no somos capaces de ver que cuando una persona nos dedica su tiempo nos está regalando lo único que no recuperará jamás…? Hoy en día todo ha perdido valor, todo es de usar, tirar y renovar.

Pero todo tiene un límite y cuando llegamos a ese punto todo se convierte en MIEDO. Ya no subimos a esa bicicleta por miedo a caernos, ya no nos acercamos a nadie para que no nos pegue los piojos, nos columpiamos lento y nuestro juguete favorito es un escudo de hierro. 

1 comentario:

  1. Por mi profesión te digo que estoy totalmente de acuerdo con tus palabras. Ya tampoco hay limite para el error. Besos

    ResponderEliminar